sábado, 20 de agosto de 2011

el escritor que se olvidó de ser hombre

   la estación de tren, como todas las estaciones de tren de las grandes ciudades estaba abarrotada a esa hora. su equipaje ligero en la mano, pesado en el alma. tan solo un paquete de folios en blanco y un gastado notebook que se negaba a cambiar. su hotel estaba apenas a 5 minutos de Atocha, pero no iba a registrarse aún, así que empezó a andar sin un rumbo fijado. intentaba oler la ciudad, saborearla. observaba cada detalle de cada edificio como no había hecho ninguna de las miles de veces que había estado en aquella ciudad. no era un viaje cualquiera. había venido a cumplir una misión, un objetivo muy claro y poco tiempo para llevarlo a cabo.
   una cafeterís de repente llamó su atención, vacía, sucia. son esas mesas metálicas de taberna antigua llenas de marcas de tazas y vasos. olor a rancio, a viejo, mostradores con comida que a pesar de estar recién hecha parecía pasada, a punto de caducar. era el sitio donde nadie nunca pensaría encontarlo. le gustaba jugar a ser una persona diferente, hacer cosas que nunca jamás hacía en su vida habitual. se sentó, pidió un pincho de tortilla y un café con leche. odia los cafés que servían con grasa flotando, pero aún así se lo bebió, casi de un trago, dejando la tortilla como bandera de una mesa conquistada y aún en uso. sacó el ordenador, lo conectó a un enchufe cercano y abrió el archivo que guardaba en el escritorio. mientras acababa el boceto de aquella novela, había comprendido que sólo podría acabarlo en Madrid, y había viajado desde una ciudad del sur que ya no recordaba y en la que residía habitualmente. la ciudad empezaba a apoderarse de él, lo podía sentir, su cabeza se borraba de sus propios recuerdos, y se llenaba con los de la ciudad. podía oler la sangre de un asesinato que ocurrió en aquella misma calle cinco años atrás. en los ojos del camarero podía ver las palizas que había recibido de su padre. sintió el frio de la ciudad en invierno a pesar que era agosto y sudaba. y de repente lo vio.
   empezó a escribir, como en trance todo lo que había a su alrededor se desvanecía convirtiéndose en un difuso borrón mal pintado. cuando volvió a tener el control era de noche, recogió y se fue al hotel. allí continuó escribiendo, oyó como se cerraban pactos de traición en las habitaciones de ese hotel que guardaba en sus paredes años de historias. pasó 48 horas sin dormir, recorriendo la ciudad y dejando que le atravesaran las vidas de otros para convertirse en una ficción que no le pertenecía pero que sin embargo llevaría su nombre.
   de noche, la estación de tren parecía diferente. el eco de las pisadas y las ruedas de las maletas rebotaban en las paredes creando un sonido ligeramente tétrico. nunca le habían gustado las estaciones de noche. su tren salía pronto. empezaba a recordar su vida, pero esperaba volver a olvidarla en el trayecto, vaciarse de ella, y dejar que una nueva ciudad y nuevas historias le inundaran los sentidos.

martes, 16 de agosto de 2011

las siete plagas bíblicas

   -¿en serio?
   - sí, como una plaga de hormigas.
   - ¿una plaga de hormigas?
   - sí, como las siete plagas bíblicas.
   - pero si las plagas bíblicas eran diez, y ninguna era de hormigas.
   - bueno, la cuestión es que la marea de gente parecía una plaga de hormigas. toda la calle llena, desde allí hasta la donde se cruza la otra gran avenida, ¿lo ves?
   - sí, claro. ¿pero qué hacía tanta gente aquí?
   - no lo sé, pero impresionante, todos gritando a una sola voz.
   - pero si eran tantas personas se oiría más bien como un murmullo confuso, no como una sola voz.
   - ya pero todos pedían lo mismo, los pelos de punta, casi lloré de tanta emoción.
   - pero ¿qué pedían?
   - no lo sé, algo de la paz o de la justicia, pero era tan bonito. yo los apoyo totalemte.
   - yo una vez tuve una plaga de hormigas en casa.
   - ¿en serio?
   - sí, me recordaban a una marea humana de esas que salen en las noticias. las manifestaciones y tal.
   - y ¿cómo te deshiciste de la plaga?
   - ¿deshacerme? ¿por qué?
   - no sé...
   - eran hermosas, trabajando todas juntas para construir y defender su propia casa, que comparten como una gran familia.
   - pues a mí las hormigas me recuerdan a las siete plagas bíblicas.
   - las plagas bíblicas son diez. a mi los humanos me recuerdan a una de las plagas bíblicas.
   - claro, porque tú eres una hormiga.

sábado, 13 de agosto de 2011

un año sin verano

   tenía miedo y tirataba de frío, o tirataba de miedo y tenía frío. la calle estaba desierta y el autobús no llegaba. era la tercer mes de febrero de aquel año sin verano y pronto llegaría un noviembre especialmente duro, con temperaturas más bajas de lo habitual, nevadas y fuertes tormentas. podía sentir el hielo cristalizando en sus huesos. el autobús se retrasaba, pero esperaba llegar a tiempo al aeropuerto. ni el abrigo ni la bufanda eran capaces de aplacar un frío que parecía venirle de dentro. el miedo sin embargo no sabía de donde le venía.
   al llegar al aeropuerto estuvo a punto de caer al suelo al comprobar que todos los vuelos hacía países cálidos habían sido cancelados de nuevo. no había vuelto a haber ninguno desde la "gran migración" y no llegaba ninguna noticia desde aquellos países, que se suponían sobrepoblados. se empezabana a oír comentarios de que quizás estuvieran desiertos. las mafías empezaban a flotar barcos, con abusivos precios y de los que nadie sabía si llegaban a su destino; controlaban las grandes industrias de calefacción y ropa de abrigo.
   ya no sabía como controlar su frío, apenas tenía dinero desde que su empresa de helados quebró tras la primera gran helada; y tampoco sabía como controlar el miedo. lo único que le quedaba era vagar de vez en cuando como un loco al aeropuerto, con la esperanza de que algún día pudiera gastar los pocos ahorros que le quedaban en un billete hacia la felicidad.
   los meteorólogos y científicos no eran capaces de explicar la ausencia de meses cálidos, y la proliferación de borrascas que se formaban repentinamnete, unas tras otras, encadenadas en una deseperante monotonía. había tomado medicación para su irracional tendencia al miedo, pero los mñedicos no había conseguido aplacarla. apenas cuando dormía, completamente cubierto, conseguía que el frío y el miedo bajaran su intensidad durante unas horas.
   en su camino de vuelta, tras otra infructuosa visita al aeropuerto, algo llamó su atención. un extraño calor salía de una puerta. al principio no reconocío lo que era, pero finalmente recordó aquella hermosa sensación, y consiguió vencer su miedo y acercarse. cuando entró en la habitación, la reconoció como suya, pero extraña a la vez. no era la habitación de su casa, era como una mezcla de todas las que habia habitado a lo largo de su vida, llena de recuerdos de todas la etapas y épocas. en el centro, madera y una cerilla. y de repente recordó como se encendía una hoguera, prendió la cerilla y dejó que poco a poco se fueran avivando las llamas más grandes en la madera. cuando el fuego era suficiente se sentó en el suelo. todo lo que había allí lo había construido él, los recuerdos, la hoguera y desde ese día nunca más volvió a pasar frío, nunca más volvió a pasar miedo.

miércoles, 10 de agosto de 2011

novelas vacías

   siempre que la inspiración se volvía perezosa, la drogaba a base de cafeína, en la misma mesa del mismo bar, donde esparcía sus bocetos avergonzado de admitir que nada salía de su densa y perezosa cabeza. los que le conocían, creían que escribía entre tanto desorden y los que no, simplemente miraban curioso. siempre, en sus momentos de sequía, ocultaba bajo las hojas un pequeño trozo en blanco de papel, por si alguna extraña idea venía a su cabeza, que en ese momento no podría hilar, que pudiera ser el germen de algo más, plantada en una tierra más fértil. pero aquella inesperadamente calurosa tarde de marzo, apenas era capaz de mantener la atención en el libro que intentaba usar como referencia.
   odiaba el comienzo de la primavera, cuando la temperatura aún pedía abrigo, pero sus ganas de calor, le pedían ropas más ligeras y bebidas refrescantes. estaba intentando decidirse a verter la taza de café negro sobre el vaso de hielo cuando alguien llamó su atención. fue una aparición. un sudor frío le recorrió la nuca, y tuvo que agarrarse a la mesa para no perder el equilibrio. tuvo que mirar a su alrededor, oír las conversaciones ajenas y oler la mezcla de café y dulces que caracterizaban al Café de Media Tarde; para asegurarse de que no estaba soñando. ahí estaba en la barra, pidiendo posiblemente el café cortado y el vaso de güisqui que siempre pedía. empezó a observar sus gestos, iguales a como él los había descrito, la ropa, de estilo informal y casi podría decirse despreocupado, pero elegante, siempre elegante. asomaba del bolsillo de su cazadora un paquete de tabaco de liar, y reposaba en su oreja un cigarro preparado, reposando como le gustaba decir.
   era la primera vez que se encontraba con el protagonista de uno de sus libros, y daba la casualidad de que era el que reposaba, aún sin terminar encima de la mesa. sintió cierto pudor, como si lo que reposara en la mesa fueran fotos íntimas de algún affair. tenía que aprovechar la ocasión para observarlo detenidamente, analizarlo en los detalles que le quedaban perfilar. incluso podría seguirlo, ver como era su vida, la vida que él mismo le había creado y como se desenvolvía en ella, para posteriormente ajustarla.
  su mirada buscaba algo en el fondo del café, y por un momento creyó que lo había reconocido. pero saludó a alguien y se sentó a compartir mesa con una hermosa mujer de pelo rubio rizado a la que no había prestado atención hasta ese momento. posiblemente uno de sus contactos, andaría sumergido en alguna investigación, el encuentro fue tenso y breve y la mujer sin despojarse de sus gafas de sol en ningún momento, abandonó apresuradamente el café dejando sobre la mesa un libro, entre el que se veía una nota de papel manuscrita. su nombre era julio, aunque casi todo el mundo lo llamaba "negro", en referencia a su peculiarmente blanca piel. ahora que lo recordaba, negro nunca había ido al Café de Media Tarde.
   algo empezó a preocuparle, y un  extraño nerviosismo se apoderó de su habitual calma, la presencia de su personaje en el café empezaba a incomodarle, se sentía amenazado. recogió sus papeles, pagó la cuenta y se disponía a salir, pero una extraña atracción le hizo retroceder. se dirigió a la mesa y golpeó suavemente el hombro de negro, tenía que romper la tensión que se había creado entre ficción y realidad, la eterna lucha entre escritor y personaje. cuando se giró, no supo que decir, la mirada de aquel hombre era demasiado intimidatoria.
   - disculpe, ¿es consciente de que usted es sólo un personaje de una novela?
   - lo sé, y usted no es más que el escritor.

sábado, 6 de agosto de 2011

Unidad Internacional de Países Desarrollados

   se había vuelto adicto. y siempre comprobaba la clasificación a la misma hora aproximadamente. justo antes de acostarse, mientras se bebía la última cerveza del día. desde que el Gobierno General había instaurado la clasificación de mejores ciudadanos, había ascendido 100 posiciones, pero ahora llevaba una mala racha, y su puntuación del día loconfirmaba. había perdido 3 posiciones respecto al día anterior y unas 10 en la última semana. estaba esperando que se cargara el informe del día, mientras apuraba la cerveza, y se dirigía a la nevera a por una más.
   ciertos sectores críticos con la gestión del último Gobierno acusaban a la Federación Internacional de Partidos Sociales de utilizar la lista como una herramienta de sondeo publicitario que le permitía elaborar sus programas electorales según los gustos de la mayoría, y de manipular los gustos y hábitos de los ciudadanos de la Unidad Internacional de Países Desarrollados. lo cierto era que desde que en 2023 los más poderosos países del mundo se unieron en esta Unidad, el 80% de los habitantes de la tierra eran más felices, o al menos estaban más controlados. en las últimas elecciones mundiales, la Federación Internacional de Partidos Sociales había ascendido al poder, tras años de oposición, y la mayoría absoluta les había permitido tomar decisiones un tanto polémicas con total libertad.
   estaba repasando el informe, intentando ver si se le había olvidado incluir algo que le ayudara a superar la mala racha, pero la verdad, su separación le estaba costando puntos de Pareja Monógama, y las horas que pasaba en el trabajo le quitaban tiempo para su Ocio y Relaciones puramente amistosas, altamente valorado en la clasificación. había intentado asistir a cuatro exposiciones esta semana, con su documentación falsa, para que le penalizara por Librepensador, vagos y maleantes, pero el Gobierno debía haber descubierto su falsa documentación, ya que había recibido una carta que le invitaba a presentarse a la oficina de Control y gestión de personas y documentos.
   si salía a la luz su intento de fraude, estaba perdido, ya que revisarían su perfil. estaba al borde de entrar en la parte más baja de la lista, Ciudadanos Mediocre, lo que le podía traer verdaderas consecuencias, como perder su trabajo o su casa. así que tenía que pensar algo y llevabas días estudiando detenidamente la normativa. solo le quedaba una solución: retar a alguno de sus antiguos amigos, o alguna ex-pareja a una Competición de la vida, pero nunca había sido bueno en estas entrevistas a dos. sus habilidades informáticas le habían permitido hackear el informe de una antigua Pareja media-estable y tenía datos suficientes para ganar la Competición de la vida, sólo le faltaban dejar a un lado algunos de sus antiguos escrúpulos de ciudadano libre, y su vida estaría solucionada. al fin al cabo, sólo se trataba de seguir las normas y patuas creadas para la felicidad de todos, o de la mayoría.