miércoles, 15 de agosto de 2012

imágenes emocionales

   desde que fue consciente de su absoluta inutilidad innata para la pintura, había intentado recurrir a todas las formas de expresión artística para expresar las imágenes que se agolpaban en su imaginación. imágenes emocionales como le gustaba llamarlas. flashes que se creaban en su mente como consecuencia de los estímulos de la realidad o su propia imaginación y que siempre le causaban un cierto vértigo emocional. a veces planteaban realidades dolorosas, a veces eran hermosas imágenes que casi le hacían llorar, otras se reconcialaba con el mundo y sus habitantes. pero casi todas acababan, tras un proceso más o menos largo, en una tremenda paz.
   intentó recurrir a la fotografía, captando los paisajes y situaciones, pero el filtro del objetivo no era igual que el de su alma y aunque captaba las imágenes no conseguía trasmitir la forma en que él las veía. una vez fotagrafió la puesta de sol perfecta, recibió incluso algún premio por aquella foto pero ahora descansaba en un cajón de su apartamento y le producía dolor cada vez que la observaba porque le recordaba su impotencia para plasmar sus imagenes emocionales.
   poco a poco fue dejando la fotografía y la cambió por imagen en movimiento. grababa escenas tanto reales como guionizadas. con actores, plastilina o simplemente naturalezas muertas. nada. sus cortometrajes se hicieron famosos e incluso llegó a recibir alguna oferta importante para dirigir un largometraje plagado de estrellas y con presupuestos de demasiados ceros.
   no podía evitarse morderse las uñas. estaba absolutamente histérico. había movido cielo y tierra, contactado con cientos de personas y por fin, tras meses de trabajo iba a inagurarse su primera exposición. todos los marcos colgaban inmóviles en el sitio en el que tras miles de dudas había decidido que debían estar. apenas había dejado al azar o nadie más que a sí mismo las decisiones sobre cada detalle. había leido algún artículo previo y la expectación era mayúscula, miles las dudas e incógnitas, nadie sabía exactamente en que consistía su nueva obra, pero todos coincidían en que era una tremenda locura.
   sobre los lienzos, ni una gota de acuarela, óleo, carboncillo o cualquier otro tipo de pintura, solo tinta negra. cada cuadro, si es que podían llamarse así, era la descripción en palabras de una de sus imágenes emocionales. el espectador tenía que leerla e imaginarla por si mismo. de este modo intentaba crear la misma emoción mediante la estimulación lenta y profunda de la palabra. muchos le habían preguntado porque no había publicado en papel, en los formatos tradicionales reservados a la escritura y el siempre respondía que las imágnes debían ser expuestas, visibles a los ojos y la imaginación de todos.
   no había sido capaz de leer ninguno de sus cuadros colgados, temeroso de que al leerlo sintiera el mismo frio y la indiferencia que sentía ante sus fotos y videos. cuando a las 10 se abrieran las puertas sabría si había encotrado la manera de expresarse o si seguiría incomunicado ante la realidad que tanto observaba y le inspiraba, si seguiría mudo incapaz de expresar y expresarse.