martes, 10 de febrero de 2015

el hombre que se derretía

   había cierta sensación incómoda en el calor del sol sobre su cara. podía sentir los enaces de hidrógeno romperse, frágiles uniones. el estado cristalizado del agua, pasando a un estado más caótico. se estaba derritiendo.
   mientras buscaba un poco de sombra asumía que era el momento de viajar de nuevo. buscar un lugar más frío para pasar la temporada cálida que los primeros síntomas primaverales anunciaban. lo que más pereza le daba era hacer las maletas, lo que evitaría serían las despedidas.
   ser un hombre de hielo tenía sus complicaciones. era difícil establecerse cuando demasiado calor te derretía y demasiado frío te endurecía impidiendo tus movimientos. por eso él buscaba vidas de temporada. los vínculos que establecía eran igual de fríos que su piel porque sabía que no durarían más de lo que durara en llegar el cambio estacional. cuando se establecía en zonas de frío había encontrado a otros hombres de hielo que no entendían su vida nómada y que le trataban con la misma frialdad que su sangre.
   la gota que caía por su cara habría sido confundida por cualquiera que se cruzara con él por una lágrima, pero él sabía que sólo era un poco de hielo derretido que acabaría recristalizando en cualquier otra parte de su cuerpo cuando el calor pasara.