viernes, 20 de junio de 2014

el hombre que podía rebobinar el tiempo

   no le gustaba lo que acaba de decir, así que realizó ese delicado gesto con su mano que le permitía volver atrás en el tiempo para perfilar aquella frase, que por lo delicado del mensaje, necesitaba afinar para que se entendiera a la perfección la magnitud e importancia. necesitaba trasmitir exactamente los matices necesarios para que no hubiera malentendidos ni dobles interpretaciones.
   no sabía exactamente como había conseguido esa habilidad. prefería llamarlo habilidad y no poder, porque le daba un carácter mucho más real y le hacía sentir en completo control de aquello. pero sí recordaba el momento exacto en el que fue consciente de que aquel delicado movimiento de manos, chocando los dedos de una mano con los de la otra en orden, comenzando pulgar con pulgar y terminando con los meñiques, que llevaba haciendo años, tenía efecto en el mundo que le rodeaba, exactamente sobre el tiempo.
   estaba en la cocina, esperando que las tostadas saltaran, pero parecía que tardaban más que habitualmente. siempre que necesitaba recurrir a la paciencia, cuando el tiempo se le hacía interminable y antes de que la tensión ocupara sus nervios, recurría a este gesto para tranquilizarse. empezaba a ponerle nervioso la tardanza del tostador en dorar el pan y aceleraba la intensidad de su gesto, hasta que de repente el pan saltó tan blanco como había bajado.
   comprendió por la forma de subir del pan y el ruido del tostador, que no eran los típico que se producían cuando las tostadas estaban listas, de que en realidad el tiempo había retrocedido hasta el momento en el que él las había bajado. al principio se asustó y se quedó unas horas, no recuerda exactamente cuántas, quieto en la silla de la cocina intentando entender lo que había pasado, sin querer mover las manos, sin tocar las tostadas crudas hasta que una llamada le sacó de un sobresalto de su ensimismamiento, recordándole que llegaba tarde a una cita. se pasó los siguientes días analizando las consecuencias que podía tener aquella habilidad, como siempre hacía con todo en su vida, analizando hasta el mínimo detalle los posibles pros y contras hasta casi volverse loco.
   la principal conclusión que sacó de tanto comerse el coco es que, cada vez que utilizaba aquella habilidad, el resto del mundo volvía atrás en el tiempo pero él no, de manera que si abusaba de él, todo a su alrededor permanecería joven mientras él envejecía irremediablemente a un ritmo demasiado acelerado. así que desde ese día comenzó a utilizar la habilidad sólo en las situaciones que creía realmente importante.
   ésta era una de aquellas situaciones. era trascendental que el mensaje llegara claro y sin interferencias. el problema residía en que encontrar las palabras exactas para transmitirle lo que aquellos ojos, aquella profunda mirada le hacían sentir, podía costarle toda una vida.

lunes, 16 de junio de 2014

el hombre que amaba a un folio en blanco

   cada vez que se asomaba a una nueva página tenía el absoluto control sobre lo que iba a pasar a continuación. cada nuevo capítulo, cada nuevo relato breve, era una historia de amor perfecta que escribía exactamente según sus más puros y sinceros sentimientos. podía elegir cómo era la persona a amar, cambiarla si se cansaba de ella y hacerle el amor de las mil y una formas que se le ocurrieran. podía incluso inventar disputas que acabaría ganando. amar a un folio en blanco le proporcionaba la felicidad absoluta, la feliciad que nunca podría proporcionarle la vida real.
   ahora llevaba un tiempo escribiendo una historia que empezaba a cobrar el peso suficiente para poder convertirse en una novela corta y en la que estaba experimentando con una protagonista femenina que se enamoraba de un hombre totalmente diferente a él y le estaba costando mucho interpretar los sentimientos desde un punto de vista femenino y amar a un hombre, por el que sentía cierta animadversión. al haberlo creado tan perfecto, no podía evitar sentir ciertos celos. aunque estaba disfrutando de esa experiencia casi experimental a la que se había arrojado.
   el apuesto caballero que hacía temblar a la protagonista era un hombre de vida discreta y tranquila, que veía la vida desde detrás de su objetivo y que conseguía captar en sus fotos la esencia de los sentimientos humanos. algo que él llevaba años intentando hacer con la escritura y jamás había conseguido con tanta precisión. había algo en la personalidad de aquel fotógrafo que le inquietaba. era la manera que tenía de ser tan diferente a él, de seducir a la protagonista con todas las armas que él jamás podría utilizar para conquistar a ninguna mujer, real o de papel.
   empezaba a obsesionarle que su mente y su creativiad fueran capaces de crear una personalidad que casi envidiaba, hasta el punto que conforme avanzaba la trama de la pequeña novela este personaje secundario iba ganando protagonismo. el tiempo que empleaba en desarrollar sus escenas era cada vez mayor, cuidando con detalle cada palabra que escribía sobre él mientras las escenas de ella las escribía de manera apresurada y descuidada.
   sin darse cuenta, en algún parrafo no muy concreto, la protagonista había dejado de amar a aquel peculiar hombre y era él quien había empezado a amarlo, obsesionado no podía dejar de escribir sobre él. era la primera que amaba a un hombre.