miércoles, 18 de enero de 2012

un lugar confuso (III)

   se quedó paralizado. no podía creer lo que acababa de escuchar. acababan de sentenciarlo a 20 años de prisión, y por lo que su experiencia le decía, apelaciones y buen comportamiento lo dejarían como poco en 15. no podía creer lo que estaba ocurriendo, esperaba despertarse de aquella pesadilla en cualquier momento. pero la pesadez de las piernas, la falta de aliento y las lágrimas que le quemaban los ojos eran demasiado reales. lo esposaron y lo arrastraron sin que fuera capaz de reaccionar. sólo fue capaz de lanzar una suplicante mirada al que había sido su abogado y era su amigo.
   el recorrido desde que simón se presentó en la sala de interrogatorio con sus peculiares gafas de pasta y su eterna sonrisa hasta la sentencia había sido confuso, extraño. esa sonrisa que le daba la seguridad de saberse superior a todo y todos. era esa peculiar cualidad la que los había unido durante 25 años de su vida, desde aquel día en el que fue capaz de mantenerla mientras él le partía la cara a puñetazos. esa sonrisa que había mantenido desde aquel día hasta que se aproximaba el día de la sentencia. el único día, que no lo había visto sonreír.
   desde que empezó a investigar a "el gordo" y descubrió la gravedad de la situación, había tenido claro que necesitaba un aliado fiable, alguien que si todo se ponía feo conociera la situación y se partiera el culo por ayudarle. sin embargo, nunca pensó que acabaría defendiéndolo de un crimen. mucho menos de uno, en el que todas las pruebas le señalaban como culpable.
   había intentado reconstruir aquella noche millones de veces, había pasado noches absolutamente en blanco intentando recordar algo, saber si al menos era responsable de lo que iba a destrozarle la vida. los testigos, le situaban junto a la víctima, hablando con ella, bebiendo con ella. la bala que la había matado procedía de su arma reglamentaria. pero de lo que estaba seguro que no podían acusarlo era de la intencionalidad. era incapaz de imaginarse a sí mismo matando a nadie, por ninguna razón.
   el psiquiatra, había intentado sin éxito acceder a aquel lugar confuso de su mente donde el recuerdo de aquellas horas debía estar oculto. horas de conversación con simón, la persona que mejor le conocía, igualmente infructuosas. había soñado e inventado cientos de versiones diferentes de una simple concatenación de pruebas. el juicio le había permitido adquirir datos sueltos y dispersos sobre lo que había ocurrido, pero nada más. había intentado comunicarse con la familia de sandra, pero lógicamente no habían contestado a sus intentos, incrédulos ante su absoluta amnesia.
   lo primero que pidió cuando se estableció en la que iba a ser su casa durante los próximos muchos años, fueron unos libros sobre neurobiología y psiquiatría, iba a pasar el resto de su vida, descifrando aquel oculto suceso de su memoria, arañando en las sombras, buscando algo que diera luz a unas horas de oscuridad que le habían salido muy caras.

miércoles, 11 de enero de 2012

un lugar confuso (II)

   ¿cuánto tiempo llevaba encerrado en esa sala? el espejo lo ponía nervioso, aún más sabiendo que lo observaban desde el otro lado. empezaba a comprender el mecanismo de anulación mental y confusión que creaban en los testigos y detenidos. estaba asustado, desprovisto de información. el protocolo era ligeramente diferente por tratarse de un agente el detenido. lo habían trasladado a otra comisaria, lo interrogarían desconocidos y el caso caería, tras los primeros interrogatorios, en manos de asuntos internos. probablemente tres peces gordos, lo observaban y comentaban las pistas. rodrigo estaría allí, con su enorme tripa y su necesidad de acaparar no sólo el espacio.
   esperaba que la pequeña investigación que había comenzado por libre no tuviera nada que ver con aquello. tenía indicios para inculpar a "el gordo" en asuntos turbios y quedarse con la dirección de la comisaría. entre los delitos de los que rodrigo era culpable, estaba la falsificación de pruebas, y dependiendo de quien se encargara de todo, podía estar bien jodido. gran parte de su futuro dependía de quien entrara por esa puerta.
   odiaba aquella sonrisa, aquuella dentadura perfecta, aquel bronceado de cabina, aquel flequillo engominado y el olor a varon dandy. "el flaco" apareció con su mano sobre la culata del arma como solía hacer en los interrogatorios, amenazante. era la mano derecha de rodrigo y su enemigo más directo. algunos compañeros los llamaban "el bien y el mal". samuel se encargaba de limpiar y proteger la imagen del comisario frente a sus intentos para acabar con la sucia gestión. su asignación para interrogarlo era una nueva treta del todopoderoso mafioso, por lo que se reducían sus alternativas.
   - necesito llamar a mi abogado. "el flaco" comenzó con su habitual discurso, impertinente e insufrible. pero sabía que tarde o temprano no tendría más remedio que acceder. ¿o la mano de dios era demasiado larga? el frío era uno de los métodos que tenían para incomodar a los detenidos, pero a pesar de la baja temperatura de la sala, empezaba a sudar, nervioso. por fin, le permitieron hacer la llamada. marcó el número de memoria, oir el tercer tono le hizo palidecer de terror, esto no estaba previsto.
   al quinto tono, un sonido metálico y una voz. - joder, me has pillado cagando. nunca se había alegrado tanto de oír aquella conocida voz. sonrió por fin por primera vez en las últimas 10 horas.
   - ha llegado el momento.

lunes, 2 de enero de 2012

un lugar confuso (I)

   era la primera vez que tenía que investigar un crimen en el mismo lugar donde había estado la noche anterior. eso podía facilitarle el trabajo, ya que posiblemente habría visto al asesino, y podría hacer memoria de los movimientos sospechosos, recapitular. todo había sido muy precipitado y el final de la noche era confuso. como era habitual, el teléfono había roto su sueño y en el tiempo de una ducha y un café solo se presentaba en la dirección que le habían facilitado. fue al llegar allí cuando se dio cuenta de que todo había ocurrido en el local donde estuvo bebiendo la noche anterior. el procedimiento habitual había comenzado sin él y ya estaba las unidades preparadas y la zona acordonada.
   la sala principal no tenía un aspecto diferente al de cualquier local nocturno un domingo por la mañana, aunque impactaba verlo con tanta luz tras la oscuridad, vasos y botellas rotas por el suelo y una serie de charcos, suciedad, y un olor nauseabundo dificil de describir. le dolía la cabeza a pesar de los dos analgésicos que había tragado junto al café.
   el cadáver se encontraba en el baño. el suelo estaba lleno de restos de coca y cristales, probablemente de los continentes de mdma, éxtasis y otras drogas que habían circulado libremente. por suerte no trabaja para narcóticos. era una hermosa joven rubia que le resultó familiar. tenía un disparo en mitad del pecho, limpio con restos de pólvora debido probablemente a la cercanía del disparo, pero eso era información que no estaba autorizado a confirmar. tendría que esperar el informe forense. el cuerpo simplemente descansaba apoyado contra la pared por la fuerza del impacto. un brazo sobre la tapa del inodoro, el otro descansaba caido en el lateral, salvo por el agujero negro, estaba perfecto, el destrozo estaría probablemente en la espalda.
   siempre comenzaba observando el escenario detalladamente, antes de comenzar a recoger pruebas. lo dificil del caso serían las pruebas biológicas. el baño de chicos de un club como aquel, debería ser todo un muestrario de adn. la zona genital de ella parecía limpia, lo que significaba que habían usado condón o que la muestar esperaba a ser extraida.
   sus ayudantes comenzaban a traerle información. estaban interrogando a la persona que había encontrado el cuerpo; y el dueño del local y los camareros que trabajaron la noche anterior estaban de camino. intentó recordar cuándo la había visto y con quién. la recordaba en un grupo, predominantemente chicas, parecían divertirse, y ligeramente bebidas pero no borrachas. incluso recordaba haber correspondido miradas de alguna chica de ese grupo. no creía haber hablado con ella. ahora se arrepentía de haberle prestado tanta atención a la camarera, eso le impedía recordar más datos de aquella noche. pero tampoco podía saber que se iba a cometer un crimen aquella noche, en quel lugar.
   la información empezaba a ser confusa, y tras un par de vueltas por cada rincón del local, no había encontrado nada que le indicara por donde seguir. sus superiores habían descubierto que estuvo en aquel local la noche anterior, la camarera lo había reconocido; y eso les había puesto un poco nerviosos, planteándose incluso retirarlo de la investigación. debía encontrar algo rápido, estaba seguro de que se trataba de un crimen pasional, y esos dejan huellas gigantes y fáciles de seguir. pero no le dejaban interrogar a los testigos y la información que le llegaba iba disminuyendo.
   podía notar que algo raro estaba sucediendo, aquel silencio no era habitual en la escena de un crimen, donde gritos, ruidos de teléfonos y conversaciones se mezclaban ruidosamente. empezaba a ponerse nervioso él también. se acercó a pedir un vaso de agua, necesitaba otra pastilla, cuando bajaba el vaso y lo apoyaba sobre la barra, alguien lo cogía de la muñeca y lo esposaba.