jueves, 21 de abril de 2016

impar



   observaba desde un segundo plano como los grupos pares mantenían conversaciones animadas. había grupos de dos, grupos de 4, parejas y demás combinaciones pares de personas. los números siempre cuadraban, incluso los movimientos entre grupos siempre acaban equilibrándose con entradas y salidas casi simultáneas para acabar en un número par de interlocutores.
   él siempre había sido el impar. casi siempre era el uno pero, incluso en las situaciones en las que compartía su tiempo con los demás, sentía que era el elemento que rompía la bella armonía de lo par. si reservaba una mesa en un restaurante, nunca había dicho: “mesa para 4” o “mesa para 10” dudaba de ser capaz de pronunciar el sonido de cualquiera de los números pares.
   mientras observaba a todos aquellos grupos pares incluso pensaba que los números impares no existían simplemente eran un exceso en un grupo par, un apéndice forzado a pertenecer a una armonía par que creaba extrañeza e incomodidad a el propio grupo armónico. era lógico pensar que el elemento que creaba la desarmonía también se sentía extraño en esa situación forzada.
   había intentado buscar otros unos con los que crear grupos pares pero nunca había conseguido ser más que un 1+1. la sensación de ser impar consistía en un desequilibrio para la naturaleza que casi siempre se compensaba restando uno.

domingo, 20 de marzo de 2016

espejo



   si algo le había enseñado este tiempo de terapia era que todo el dolor que soportaba a diario era producto de su propia mente. como si de un espejo se tratara, trataba a la propia vida como un reflejo de sus debilidades, heridas y sufrimientos proyectándolas hacia sí mismo a través de un retorcido mecanismo de autodestrucción. como un jodido laberinto de espejos que reflejaran desde todos los ángulos posibles y un número infinito de veces  todo el dolor que había ido acumulando en años de silencio y soledad. no tenía más visión que la suya propia pero ni siquiera la reconocía distorsionada en espejos deformes que había creado para hacer de otros sus propias ideas.
   era tan elaborado que no había sido capaz de encontrar nada más puro y auténtico en su vida que eso que sentía en lo más profundo de su corazón y que, por mucho que estuviera aprendiendo a ver que aquello era devastador y una gran mentira, el poder y la pureza de ese sentimiento le hacía imposible deprenderse de él.
   poco a poco intentaba utilizar ese mismo mecanismo en su propio beneficio. intentaba proyectar en ese complejo entramado de espejos los sentimientos positivos de forma que una vez reflejados repetidas veces, distorsionados en diferentes formas azarosas; al verlos de nuevo frente a él tuvieran el efecto de desvanecer aquella nube oscura.
   pero no estaba funcionando. siempre que se miraba en el espejo, la imagen que percibía estaba cubierta de la misma soledad de siempre. como un niño perdido en un laberinto de espejos.