miércoles, 11 de enero de 2012

un lugar confuso (II)

   ¿cuánto tiempo llevaba encerrado en esa sala? el espejo lo ponía nervioso, aún más sabiendo que lo observaban desde el otro lado. empezaba a comprender el mecanismo de anulación mental y confusión que creaban en los testigos y detenidos. estaba asustado, desprovisto de información. el protocolo era ligeramente diferente por tratarse de un agente el detenido. lo habían trasladado a otra comisaria, lo interrogarían desconocidos y el caso caería, tras los primeros interrogatorios, en manos de asuntos internos. probablemente tres peces gordos, lo observaban y comentaban las pistas. rodrigo estaría allí, con su enorme tripa y su necesidad de acaparar no sólo el espacio.
   esperaba que la pequeña investigación que había comenzado por libre no tuviera nada que ver con aquello. tenía indicios para inculpar a "el gordo" en asuntos turbios y quedarse con la dirección de la comisaría. entre los delitos de los que rodrigo era culpable, estaba la falsificación de pruebas, y dependiendo de quien se encargara de todo, podía estar bien jodido. gran parte de su futuro dependía de quien entrara por esa puerta.
   odiaba aquella sonrisa, aquuella dentadura perfecta, aquel bronceado de cabina, aquel flequillo engominado y el olor a varon dandy. "el flaco" apareció con su mano sobre la culata del arma como solía hacer en los interrogatorios, amenazante. era la mano derecha de rodrigo y su enemigo más directo. algunos compañeros los llamaban "el bien y el mal". samuel se encargaba de limpiar y proteger la imagen del comisario frente a sus intentos para acabar con la sucia gestión. su asignación para interrogarlo era una nueva treta del todopoderoso mafioso, por lo que se reducían sus alternativas.
   - necesito llamar a mi abogado. "el flaco" comenzó con su habitual discurso, impertinente e insufrible. pero sabía que tarde o temprano no tendría más remedio que acceder. ¿o la mano de dios era demasiado larga? el frío era uno de los métodos que tenían para incomodar a los detenidos, pero a pesar de la baja temperatura de la sala, empezaba a sudar, nervioso. por fin, le permitieron hacer la llamada. marcó el número de memoria, oir el tercer tono le hizo palidecer de terror, esto no estaba previsto.
   al quinto tono, un sonido metálico y una voz. - joder, me has pillado cagando. nunca se había alegrado tanto de oír aquella conocida voz. sonrió por fin por primera vez en las últimas 10 horas.
   - ha llegado el momento.

1 comentario:

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